Hace quince años, el misionero Steve Bakos entró en una región del mundo envuelta en oscuridad espiritual. El grupo de personas que encontró tenía muy poco acceso a las Escrituras y entre ellos estaban los que practicaban la brujería.
Bakos ha sido misionero durante 27 años, y actualmente sirve en Nicaragua. Él ha estado predicando y distribuyendo folletos evangelísticos durante más de dos décadas.
Aunque Nicaragua es principalmente una nación de habla hispana, existen grupos de idiomas minoritarios. Bakos explica que, en la parte noreste del país, hay un grupo indígena, los indios miskitos que tienen su propio dialecto y la gran mayoría de ellos no hablan español. “Cuando el Señor nos llevó allí hace 15 años, era una región muy remota, con mucha pobreza. Pero después de haber trabajado en México entre la pobreza, lo que más me impactó no fue la pobreza de las personas, sino que era una región vacía de la Palabra de Dios”.
“Para un 96% de la población en esa región, era la primera vez que veían la Palabra de Dios en su propio lenguaje escrito. Desde ese momento, el impacto que la Palabra de Dios ha traído a esa región es increíble. Hay historia tras historia”.
Una de las historias favoritas de Bakos, trata de un hombre llamado General quien vivía en uno de los pueblos miskitos.
El misionero cuanta la historia así: “General era el brujo más temido de todo el río Coco, más de 50 años practicando brujería. Era una región muy, muy, oscura. Muy activo espiritualmente en la brujería. Pero a medida que comenzamos a entrar allí con el Evangelio, esa región se comenzó a transformar”.
“Durante un viaje en particular que hicimos, General se acercó a mí y me dijo, ‘nunca supe sobre esto, ¿dime cómo puedo aceptar a Jesús?’ Ese día él recibió a Jesús, quemó todas las herramientas de su oficio y nunca miró hacia atrás. Ha estado viviendo para el Señor desde entonces y eso fue hace más de 12 años”.