Europa es un continente perdido para la fe católico romana, y podríamos decir que para el hecho religioso institucional en general. La cuna del catolicismo supone apenas el 22% del número total de católicos del mundo.
Es más, después de cinco años de pontificado, la popularidad de Francisco registra un fuerte descenso en la propia Italia respecto a su elección en 2013. Del 88% de aquella época el sentimiento positivo hacia Jorge Mario Bergoglio es actualmente del 71%. Lo revela una reciente encuesta publicada por el cotidiano “República”.
Ante esto, los cardenales electores tras la renuncia de Benedicto XVI en 2013, dirigieron sus ojos a América Latina. Era una de sus fuentes principales de fieles, pero que sufría una pérdida continua.
Por ello quizá una de las principales razones por las cuales el cardenal Bergoglio, un latinoamericano, fue elegido como primer Papa hace algo más de cinco años, en marzo de 2013, fue la disminución constante del catolicismo en el continente.
Pero si esa era la meta, ha sido un fracaso, y los datos son evidentes. En 1970, el 92% de la población latinoamericana era católica; mientras que hoy según Chile Latinobarómetro sólo lo es el 59% (Pew Research Center lo aumenta al 69%). Y las previsiones es que siga el descenso.
El “efecto Bergoglio” no ha tenido resultados. Tampoco en Estados Unidos. Otra encuesta, de PewResearch Center, revela también una creciente insatisfacción hacia Francisco entre los católicos estadounidenses: el 34% lo considera “demasiado liberal” y alrededor del 24% dice que es “naif”. Y sobre su gestión de los escándalos sexuales, la confianza de los católicos de EEUU ha descendido del 55 al 45%.
EL DERRUMBE CATÓLICO EN AMÉRICA LATINA
La encuesta de Latinobarómetro muestra que, casi cinco años después de iniciado su papado, Francisco ha sido incapaz de detener la sangría de abandonos que siguen produciéndose en la América católica.
En 2013 el 67% por ciento de los latinoamericanos dijeron a los encuestadores chilenos de Latinobarómetro que eran católicos. Por lo tanto, el porcentaje de latinoamericanos que son católicos se ha reducido en ocho puntos desde que Francisco fue elegido.
El declive más drástico -es casi obvio- ha sido Chile. En los años que Francisco gobierna desde el Vaticano, Chile ha pasado de tener 56% de católicos (2013), a un 45% en 2017.
Pero el declive de Chile, con ser extraordinario (y lo será más grave, después de la crisis abierta por el encubrimiento de casos de abuso sexual por parte de sacerdotes), no es el peor de todos. Es más, Chile ocupaba, hasta 2017, el cuarto sitio, si tomamos como referencia el año de 1995 (como lo hace el Latinobarómetro).
El mayor declive de todos se ha producido en Honduras. En 22 años (de 1995 a 2017) la población católica hondureña pasó del 76 al 37%. Duele que coincida este dato con que Honduras sea el primer país de la región donde los evangélicos superan en número a los católicos (39 a 37 por ciento respectivamente).
En esta profunda crisis (siempre según Latinobarómetro) siguen las cifras de Uruguay, con solo 38% de católicos,; Guatemala (43%), El Salvador (40%), Honduras (37%) y Nicaragua (40%).