El pasado 12 de enero, el pastor Karel Parra Rosabal fue arrestado mientras estaba en su casa de habitación, en Cuba. Rosabal, quien es padre de 3 niños y dirige una iglesia en la ciudad de Jobabo, fue acusado de “acumular herramientas” que utiliza para reparar bicicletas para complementar los ingresos mensuales de su familia. Este viernes, después de 13 días en prisión, Parra fue liberado.
En Cuba, es común que los pastores tengan un segundo trabajo porque a menudo la iglesia no puede pagar sus salarios. Aunque el líder cristiano compró los artículos legalmente y todavía tiene comprobantes de la compra, fue detenido en la comisaría local y los artículos fueron confiscados.
Después de que una primera audiencia, programada para el 21 de enero, fue pospuesta, el fiscal decidió retirar los cargos el lunes 25 de enero, después de que el pastor presentara pruebas de la compra de las herramientas.
El pastor Parra Rosabal dirige la Iglesia Apostólica Fuego, parte de una red de iglesias independientes que el gobierno cubano se negó a registrar. Los líderes de la denominación manifestaron que las autoridades estaban usando cargos criminales falsos para frenar la libertad religiosa.
La detención del pastor, según el activista de derechos humanos Ricardo Fernández, fue un ejemplo típico de hostigamiento a los cristianos en el país. “Hemos visto en el último año cómo las autoridades han utilizado el método de atacar los medios de supervivencia de los pastores y las familias para hacerlos renunciar”, dijo el defensor de la libertad religiosa a la emisora de Radio y Televisión Martí.
La pandemia del COVID-19 ha aumentado la presión sobre los cristianos cubanos, según colaboradores de la organización Puertas Abiertas en el lugar.
“Bajo el pretexto de controlar la crisis del coronavirus, se imponen casos frecuentes de tasas altas, de confiscación de materiales cristianos, de iglesias que se ven obstaculizadas en la distribución de la asistencia humanitaria, de un mayor seguimiento de las actividades de los líderes eclesiásticos, de detenciones arbitrarias y más. La discriminación en el acceso a los servicios básicos también se ha generalizado. Todo esto se suma a las restricciones ya existentes como consecuencia de la ideología comunista prevaleciente”, concluyen los colaboradores de Puertas Abiertas en la región.